Los 80 de Checho

Viernes 8 de Nov, un día después de publicar el texto en Facebook, donde tuvo una excelente acogida, sólo quiero agregar, que anoche hablando con mi padre me dio las gracias de forma muy entrañable, me contó que las palabras lo habían hecho llorar y por supuesto, a mí también me hizo llorar al oírlo decir eso.

El honorable Checho está cumpliendo años el día de hoy y no es cualquier cantidad, fue el primer y ya único hijo (varón) de Pedro Emilio, que llega a los 80 igualando la edad de su padre, fiel a todas sus convicciones, ejemplo vivo de un millón de paradigmas, el tiempo parece nunca haberlo cambiado en sus lealtades, la izquierda en lo ideológico, la racionalidad por encima de los partidos y un sentido del equilibrio y la justicia que ya quisiéramos para nosotros mismos todos los demás.
Gran amigo de sus amigos, de una humildad genuina y totalmente envidiable, querido como pocos, una ex novia mía aún hoy en día me presenta como una excelente persona que heredó sólo un pequeño porcentaje de la inmensidad de mis padres (se infiere con ello, que sí hubiera logrado un mayor porcentaje quizás no me habría dejado), hay tantas cosas que quiero decir de él, que no sé muy bien por dónde empezar, es imposible hacerle justicia en sólo unas líneas, además de todo, la situación se complica, porque nuestro presente no es el mejor (no es falta de Amor de ninguno de los dos, espero que pronto se resuelva), sé que hemos tenido grandes momentos juntos, nuestra época jugando tenis, entre 1998 y 2006 principalmente (hasta tres veces por semana), aunque lo seguimos haciendo hasta el 2017 más o menos, cuando mi padre colgó definitivamente la raqueta, también estuvimos un tiempo cantando juntos en el grupo de Karaoke de Sevillanos en Cali (unos cuatro años, los viernes), el canto, el deporte, son sólo algunas de sus pasiones.

El tamaño de su visión vital se intuye en su persistencia con la vida, el hombre con más vidas que un gato que jamás he conocido, empezando por su nacimiento, su madre con apenas seis meses de gestación recién cumplidos tenía fiebre amarilla y un tío suyo, decidió darle quinina a la paciente, en el momento del nacimiento, lejos de servicios básicos esenciales, cuando nació pasó al bolsillo de la bata del tío (no a los cuidados de un pediatra y una incubadora), quién terminó de atender a la hermana (su prioridad) y sólo minutos después (casi una hora), miraría en su bolsillo haber sí el bebé de pocos centímetros (cabía en un bolsillo), aún vivía… No quiero dejarlos con la intriga, sobrevivió!!! Pionero sin proponérselo del plan canguro, eran tan pequeño que la mamá hizo una pequeña bolsa de lana para llevarlo en el pecho y ello al parecer fue clave para su supervivencia.
Después de eso han sido varias veces, por mencionar solo algunas: cuando un compañero de colegio lo empujó al río Cauca desde un puente, mi padre con menos de 10 años, no sabía nadar y el “amigo” (con esos amigos para qué enemigos) que lo empujó se quedó callado por miedo a las represalias, milagrosamente alguien lo vio y un profesor se lanzó a por él y lo sacó vivo del río, el ataque al corazón en una cancha de tenis rodeado de médicos en 1995, el día en que unos “pájaros” lo iban a matar después de acompañar a una chica hasta su casa en la época de la violencia y un “duro” vio la escena y los frenó, siempre ha aparecido algún angelito haciendo horas extras en el momento oportuno.

Presume de ser un cobarde (un cobarde de palabra, un valiente en obras y momentos), pero pocos como él han demostrado tanto valor al momento de no dejar atrás sus profundas convicciones, uno de sus mejores amigos, cuyo nombre no mencionaré, cuando estuvo amenazado de muerte y darle una mano era con una altísima probabilidad correr su misma suerte, mi padre no lo dudó ni un instante e hizo lo que consideró correcto, ambos están hoy vivos y posiblemente celebren juntos el cumpleaños.
Propietario de un millón de refranes, estar con él es sacarle la sabiduría a la vida en clave de humor: “Con la vara que midas… trancarás la puerta!”, y aunque tengo recopilado en mi propio refranero un buen porcentaje de los suyos, casi que no hay oportunidad en que me vuelva a sorprender, con algún viejo refrán totalmente nuevo para mí, con nadie me he reído tanto.

Heredo de él su ausencia de riquezas materiales y un enorme bagaje de valores, nunca terminaré de darle las gracias por ello y por su constante ejemplo de varias cosas en las que aún hoy día, espero parecerme un poco más a él cuando sea grande.
Podría seguir escribiendo indefinidamente, pero de momento simplemente quiero brindar a su salud, mandarle un fuerte abrazo y desearle una larga vida llena de buenos momentos, no por mí que ya lo he disfrutado mucho más de lo que sería justo conmigo, sí no por Dana Lucía (quién por cierto tiene una especie de adoración especial por su abuelo, es una niña sabia), para que pueda atestiguar el increíble abuelo que tiene y no le toque como a mí con mi abuelo, qué sólo lo conocí por las incontables historias familiares, aunque he tenido la inmensa fortuna de ver continuado su legado en mi propio padre.

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