¿Por qué Ocasos del Amanecer?

¿Por qué Ocasos del Amanecer?

No sé sí a alguno de ustedes les habrá pasado alguna vez, tras una siesta muy profunda que se inició tipo cuatro de la tarde, al despertar la habitación está teñida de amaranto, ese tono anaranjado característico del atardecer, luego de un par de minutos de consternación y en medio de un ambiente distraído, descubrir que en realidad se había dormido 14 horas y eran las 5:30 de la mañana, la similitud que toman a veces ambos momentos, el inicio y el fin, me ha llamado poderosamente la atención, como en algunas carreras atléticas donde sucede lo mismo, la pancarta de salida es la misma meta final.

Esto me recordó en estos días, comentando con un amigo mi situación, con intención de subirme el ánimo, me decía que pronto vería la luz al final del túnel, y le pregunté con un poco de humor, ¿será que me voy a morir entonces?, ¿tan mal estoy?, pues precisamente en estos días estoy en uno de esos momentos amarantos, en que el fin se funde con el principio y no es sencillo saber en que parte de la revolución me encuentro (entendiendo la palabra como un ciclo, no seáis subversivos)… de ahí derivó el nombre del Blog, aquel que ya algunos dicen parece ser lo único inspirado que han encontrado en él.

Inicio – Final: El pasado miércoles 22 de septiembre, miércoles en la noche, daba inicio a un viaje a Bogotá, pero no era un principio iba por un fin, al regresar del mismo el lunes 27 me estaría esperando en San Alberto mi carta de despido, sin justificación formal, con la correspondiente indemnización, inclusive me enteré hace muy poco que a mis compañeros de sistemas de Bogotá les contaron que supuestamente yo había renunciado, mi jefe nunca habló conmigo, quedó en manos del director de gestión humana (quién por cierto sí renunció 1 mes después, según el mismo me contó cuando nos encontramos casualmente en la 11 con 86 en Bogotá)

Volviendo al viaje, el plan era llevar con nosotros a Bogotá a Joshua y Ally (mis dos perritos – hijos, Lhassa Apso), el chofer del bus (para un viaje de 9 horas), pese a llevar unos maletines – guacal que están reglamentados para llevarlos en cabina (así los suelo llevar en avión y está estipulado en el código de tránsito), se negó de plano, los perros en la bodega y los humanos arriba, por la condición de salud  de Joshua con sus casi 15 años, sus normales achaques para su edad sumado a un exceso de consentimiento del que suelo sentirme orgulloso, hicieron inaceptable dicha condición de llevarlo en bodega, luego de una amarga discusión finalmente esa misma noche y gracias a la magia del Internet ya teníamos pasajes para el jueves en la mañana, por cierto a muy buen precio hacer el viaje por avión (2 horas por tierra hasta Bucaramanga y media hora de vuelo hasta Bogotá).

¿Por qué tanta obstinación en el viaje a Bogotá?, pues debo admitir el hecho de que en otras circunstancias lo habría cancelado, el sábado 25 de septiembre había un evento social de extrema importancia, un inicio y un fin, que haría arribar gente a Bogotá desde mucho más lejos, mi primo Nelson, por quién siento una profunda admiración, se casaría con Ana María. Era mandatorio devolver la atención, pues hace más de dos años en mi matrimonio, Nelson había asistido con ella (nadie podrá decir que su matrimonio fue algo súbito, ver foto de Nelson y Ana María en el matrimonio mío), en ese entonces había ganado la liga, Nelson nos demostraba a todos, que con casi 65 años y luego de 2 matrimonios se podría registrar un nuevo triunfo de la esperanza sobre la experiencia.

Fue un matrimonio sin marcha nupcial, sin cura,  y donde entre otras excentricidades no hubo pastel de bodas, aunque muy pocos lo extrañaron, en su lugar y por el mismo importe Ana María y Nelson decidieron atiborrar la mesa con postres de primera (había 5 tortas, una cantidad increíble de bombones de chocolate, pastelitos, merengues y un largo y dulce etc.), como dato curioso, luego supe que tanto en la familia de Ana María como en la familia Gil pensamos que era un dulce homenaje a cada familia, en nuestra mesa, cual hormigas al ataque (las hormigas Gil son la especie más grande del mundo y las que más azúcar pueden consumir en una sola sentada), cada uno de nosotros supo llenar sus platos hasta el límite físico de nuestras posibilidades, al final del cuento, al parecer un mínimo histórico de sangre quedó circulando en nuestra corriente de glucosa instalada en nuestro sistema circulatorio, consecuencia de todo ello, tocaba bailar como locos con una banda en vivo realmente agradable, todo ello para intentar reestablecer los niveles habituales de glucosa en la sangre (no se puede decir normales), fue muy agradable poder ver a varios primos que llevaba varios años sin saludar personalmente, la fiesta como tal no acabó esa noche, al otro día a las 5 am los novios madrugaron a su luna de miel en San Francisco, el resto de la familia se congregó en torno a un desayuno pantagruélico que duró poco más de 3 horas (de 9 a 12) y en el que se terminaron de contar las historias que quedaron iniciadas la noche anterior. Cómo diría cierta propaganda, 7,500 calorías consumidas en menos de 15 horas, 2 kilos más en la balanza como resultado final, poder compartir con tantos familiares en un ambiente de gula, tertulia, abrazos y risas … ¡no tiene precio!.

La semana pasada estuve en casa de Ana María y Nelson (en esos días fue que me encontré con el ex – director de gestión humana de Indupalma) y tuve oportunidad de interactuar un poco más con Ana María, me encontré con una relación muy madura, obviamente no son la típica pareja veinteañera de recién casados, forman un complemento muy agradable en todo sentido, contándole del tema a un amigo que me preguntó en los siguientes términos:
“¿Cómo ves a Nelson en su matrimonio?” a mi entusiasta y positiva respuesta, mi amigo (sevillano para más señas) dijo:
“Me alegran las buenas noticias de Nelson, el más Gil de tus primos en el buen sentido de los valores heredados de Pedro Emilio, generoso, excelente persona, merece que le pasen cosas muy buenas, me alegro mucho por él”.

P.D.: No todo fue perfecto, en medio de mi viaje a Bogotá de la semana pasada no pude ir a Iguaque como tenía planeado (este viaje sigue en mi lista de pendientes), la noche anterior a salir, mientras jugaba fútbol, tuve la reiteración de un accidente en la columna que como ya conté está vez afectó mi pierna derecha, una interesantísima sesión de medicina cuántica con una inesperada terapeuta: Ana María, fue lo más rescatable del hecho, luego de pronto hablo del tema, de momento estoy nuevamente en San Alberto desde el sábado pasado en horas de la noche, sigo buscando empleo por Internet, tengo terapia física convencional en unos minutos (sería mi tercera y espero última sesión) y de momento tendré que decirles hasta la próxima.

Un abrazo para todos

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