Prometo poner mi 50%

Aclaración Previa

Hola a todos, cumpliendo conmigo mismo una lista curiosa de puntos pendientes por hacer, hoy un día de mayo de 2015 y luego de un 2014 en blanco, en medio de uno de mis más maravillosos despertares, estoy retomando mi blog, donde he tomado varias decisiones al respecto.
La primera: será un espacio para la ficción y cualquier parecido con algún evento real podría (del verbo podrir) no ser coincidencia.
¿Por qué hago esta advertencia?, porqué me gusta novelar las cosas que pasan y cambiaré algunos nombres, el orden de algunas cosas para hacerlas más interesantes y porque a partir de hoy no volveré a pedir permiso para publicar nada que simplemente quiera escribir.
Seguiré escribiendo en primera persona porqué es la forma en que siento las cosas, y posiblemente en casos muy puntuales alguien que haya estado presenciando el evento dirá, “no fue exactamente así como pasaron las cosas” y tendrá razón, y no podrá contra-argumentar conmigo porqué desde ya está puesta la advertencia previa de que todo es ficticio, producto de mí corta imaginación.

Dicho esto empiezo:

No sé cuántos de ustedes han leído la “Maestría del Amor”, libro de Miguel Ruiz (el mismo de “Los Cuatro Acuerdos”), desde que conocí el libro, hace 4 años, decidí que sería mi contrato de Amor, no sólo con la pareja (Amor erótico), sino también con todo el universo en general, no ha sido sencillo, y para ello he venido aplicando los 4 acuerdos (del libro anterior): No supongo, procuro ser impecable con mis palabras, no me tomo nada personal y simplemente doy lo mejor de mí (así sepa que a veces no cumplo con los 3 primeros a rajatabla y a algún transeúnte le parezca que no estoy dando todo lo que puedo).

Uno de los preceptos qué más me llamó la atención, era el del 50%, estamos acostumbrados a un mundo de exageraciones - un primo mío lo resumió muy bien cuando me dijo: “Primo, le he dicho un millón de veces que no sea exagerado” – Es que ya no basta con que des el 100%, debes dar el 110%, el 1000%, el etcétera-altísimo por ciento. Así que cuando le dije a quién quería fuera mi pareja en su momento: “Yo daré mí 50%” ella pensó: “Este hombre está en la olla, ¿sólo el 50%?” pero antes de que pudiera manifestar todo su desprecio al respecto tuvo el tino de leer (previo envío de mi parte), el libro de la “Maestría del Amor” y finalmente acepto intentarlo y lo hicimos aunque no terminó bien, al final, hace casi un año respeté su decisión y la dejé ir después de 3 años llenos de vivencias y bellos detalles que simplemente me sirvieron para seguir amando más, no menos.

Pero… ¿En qué consiste el 50%?, en que en una relación con cualquier persona o animal (¡Sí!, las mascotas también son amadas, con quienes por cierto es mucho más fácil lograrlo, tú le das la comida lo quieres y nunca lo críticas por no batir la cola de determinada manera y él tampoco te hace una cantaleta constructiva mostrándote que existen mejores amos que tú), tú sólo das tú 50%, la relación se da entre dos y sí eres impecable con una definición amorosa del Amor (valga la redundancia), sólo deberás dar ese 50%, porqué de lo contrario (no te detendrás a olerles la cola a los otros perros del parque en lugar de tú perro) sí intentas meterte en la otra mitad, la parte del otro, te estarás metiendo en su terreno, en sus responsabilidades y sí lo haces lo estarás irrespetando, ¿cómo dice?, ¿El amado lector quiere una definición amorosa del Amor?, la pondré como ejemplo, porqué sí algo no se puede realmente definir (ponerle límites y darle un fin), es el Amor. No obstante sí se trata de amar a otro, el libro “Conversaciones con Dios” me dio una joya que conservo presente a cada momento:

“Amar a otro, es elegir para él otro, lo que él elije para sí mismo”

Es sencillo, yo amo a mis sobrinos y sí los invito a Cine no les impongo que toca ir a ver una joya del cine francés de la década del 70, sí no que miramos la cartelera y les pregunto qué quieren ver (y seguramente terminaremos siguiendo las peripecias de algún súper héroe con músculos de acero y cerebro de chorlito). Luego no les preparo una saludable ensalada y les pido que se la coman antes de partir al cine, sí no que muy posiblemente vayamos a la costosa cafetería de la sala de cine y les invitaré a que mecateen alguna porquería híper calórica que venden allí, los Amo y por ello dejaré que ellos decidan así no me parezca lo mejor para ellos, de pronto algún día (qué no será el mismo en que vayamos a cine), les hablaré de la belleza del cine arte y de las bondades de una buena nutrición, pero nunca esperaré que se conviertan en algo que no son… porqué los AMO.

Dicho esto de la definición del Amor, volvamos al tema del 50%, ¿Por qué sólo el 50%?, porqué yo doy mi 50%, por ejemplo invito a mis sobrinos a cine, pero sí uno de ellos tiene planes con su novia y no quiere ir, no completaremos el 100% (no con él, de pronto salgo sólo con el otro) para que estemos juntos esa tarde y por mí estará bien.
Dar el 50%, significa que tienes tú corazón dispuesto, y sí ambos quieren fantástico, Un mejor ejemplo: al hacer el amor ambos deben estar dispuestos, de no ser así y tú fuerzas a la otra parte sería una violación y ello no suena muy amoroso ¿verdad?

Dar tú 50%, significas que tú serás tú mismo y dejarás que el otro sea quién realmente es (lo dejarás poner su 50% sin meterte en ello), no seré alguien que yo crea estratégicamente que el otro cree querer, porqué sí no soy yo, el único perdedor seré yo mismo (y a la larga el otro también), después vendrán los reproches, por ejemplo: “cuando me conquistaste, nunca me dejaste ver que eras una fanático del fútbol y ahora que ya me ‘tienes’ no sacas tiempo para mí por andar viendo fútbol todo el día”.

¿Cómo se logra este equilibrio?, la gente suele decir que deben pensar más y no dejar que el corazón tome decisiones, estoy en total desacuerdo con ello, creo que al mundo le falta más corazón, que pensamos mucho y el cerebro es egoísta, no ve más allá de lo que cree es su realidad, el corazón en cambio te impulsa a hacer cosas aparentemente carentes de retribución, pero que suelen ser los actos que más nos llenan, los actos de Amor, las acciones a las que pusimos corazón, con el tiempo y cuando nuestra perspectiva aumenta vemos que son las únicas acciones que realmente han tenido sentido y nos han llenado de alguna manera en la vida.

Llegar a ese balance, en que cada uno es fiel a sí mismo y pone su 50% de su propia esencia en la relación me pareció en su momento un objetivo inalcanzable pero deseable, algo casi utópico, un mundo realmente gobernado por el Amor y no por el miedo, estamos tan llenos de miedos que el libro para mí señalaba una brújula, una dirección de lo ideal, pero no algo realizable.

Así que por unos años lo intenté y obviamente terminé fallando (gracias Yoda por dejarme claro el porqué no se debe intentar, se debe hacer), finalmente después de estar digiriendo estos conceptos toda mi vida y trabajando en la dirección de la maestría del Amor en los últimos 4 años, llegó nuevamente la soledad (vaya paradoja) y con ella, aprendí a disfrutar de su compañía después de mi última ruptura erótica amorosa (Aunque no fue así desde el principio de dicha ruptura, de hecho en los primeros días dormí como un bebé… ¡me despertaba cada 3 horas a llorar!) y digo disfrutar porqué finalmente decidí AMAR (así con mayúsculas), reinicié una labor de rediseño personal y empecé a amar en primera persona, la labor de rediseño sigue, de hecho sentarme a escribir estas líneas hace parte de ello.

Tantas vueltas para simplemente decirles que sí es posible, porqué sólo entonces, cuando me amé a mí mismo en forma impecable y me torné más callado, considerado, humilde y reflexivo, el mundo, Dios, el Universo, la casualidad o causalidad, como quieran llamarlo, permitió que me topara antes de lo previsto con otra reconstructora (pues yo quería tener todo listo para esa persona), una diseñadora y de pronto todo empezó a fluir como dice el libro y la vida, el día a día, el presente (regalo maravilloso) está  siendo para nosotros una bendición, una bendición multiplicada, una aventura… Un AMOR.

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