El Lado Activo del Infinito

¿Se preguntaran en donde me gané la lotería que incluía ese nombrecito para este capítulo?, la verdad, los que conozcan la obra de Carlos Castaneda, sabrán que se trata del título de su último libro conocido, antes de desaparecer en un anonimato largamente pre-anunciado, es tan perfecto (el título y el libro), que al menos de momento, no lo parodio, (sólo lo plagio, aunque sólo el título). Influye el hecho de que por estos días tengo el tema metido entre ceja y ceja, no les miento si les digo que es lo más importante que he estado haciendo desde hace algunos meses, supongo que la inmensa mayoría no tiene ni idea de que les estoy hablando, así que si se quieren ahorrar unos pesos por la compra del libro y la lectura de 342 páginas excelentemente bien redactadas, pueden darle una ojeada a las que tienen a continuación (posiblemente no tan bien redactadas).

Si entendí bien el Libro y a ese entendimiento seguramente se sumaron todos mis prejuicios y conocimientos previos (que en últimas son la misma vaina, pero pa’ que nos entendamos), y esto va en tono de propuesta para todos (no de protesta, aunque también):

Existen unos hechos o vivencias, anécdotas, como quieran llamarlo, que nos marcaron, que han sido los verdaderos diseñadores de nuestra personalidad y forma de ver el mundo. Lo que enmarca nuestro valor implícito, estos hechos, son los únicos realmente “activos” en nuestro desarrollo evolutivo, son los momentos en que el “infinito” nos moldea, nos conduce, los  que podríamos llamar recuerdos conmemorativos de nuestra vida. La primera propuesta del libro es simple, cada uno debería hacer un álbum personal con dichos acontecimientos, organizarlos con cierta metodología, para aproximarnos a una idea de cual ha sido nuestro moldeamiento en la vida.

¿A qué llama Castaneda el “infinito”?, puede ser lo que llaman: “Fuerza” en la guerra de las galaxias, Dios para mí, aunque un poco distante del concepto de Dios tipo católico o cristiano que maneja la mayoría. Tal vez por eso a Don Juan, el maestro de Carlos Castaneda no le gustaba ese nombre, “Es demasiado humano, el infinito es inconmensurable, no lo podemos definir en nuestros términos, está ahí, sobre todas las cosas, (las influye, aunque no le importa el resultado) actúa sutilmente o con todo su impresionante poder, no obedece a patrones que podamos comprender, nos hace sentir lo ínfimos que somos, ante su grandeza, el guerrero solo puede conmoverse y dejarse guiar, sin tratar de entender, el guerrero no desperdicia su energía en tal empeño, solo actúa. ....”.

No sé si capturé la atención de al menos uno de ustedes, ¿Cuáles son las ideas?, la primera, ya dicha, es que cada uno de nosotros debería hacer un “álbum de acontecimientos memorables”, la segunda, es qué debería poner mucha atención al próximo conjunto de acontecimientos memorables pendientes hacia adelante y maximizar tanto su ocurrencia, como el aprendizaje derivado de ellos. De hecho, según lo propuesto, estos parecen ser los únicos que deberíamos recordar, porque esos momentos son lo único que realmente nos queda, son nuestra ganancia, el saldo que queda en la cuenta corriente vital que tenemos en las arcas del universo.

Primero veamos cuales no son, el primer error es pensar que los hechos que le “agradan” a tu Ego, son los que forman parte del lado activo del infinito, así que el Grado, la Fiesta de 15, El Matricidio, la compra del carro nuevo, la ida al restaurante costoso, rara vez hacen parte de dicho álbum (salvo quizás algún instante en particular, que pasó desapercibido a la multitud en general, pero no a cada uno de nosotros en particular). Piénsenlo, casi siempre nos queda un sabor vacío en el paladar de que nos quedaron debiendo algo. Ese sabor, proviene del corazón, de ese esclavo de la razón al que habitualmente no dejamos decidir, que a veces se revela, y nos hace vivir estados de locura transitoria llamados enamoramiento. Pero el enamoramiento, suele ser también una defensa del Ego, así que salvo algunos aspectos aislados del Amor erótico, el lado activo del infinito, tampoco está ahí. Porque cuando el Amor se convierte en otra posesión, se le agregan ingredientes como los celos, o simplemente lo racionalizamos, ahí, ya perdimos.

Los alumnos no tan aplicados, ni imaginativos (como yo) casi siempre entienden mejor con un ejemplo: Vas dormido en un bus urbano, en medio del inconfundible sopor de un buen trancón, en la lejana radio empieza a sonar aquella canción favorita, que está de moda, que deseas comprar, y aún no lo has hecho, en la cabeza empiezan a retumbar los acordes y la letra, en medio de una llovizna pertinaz, algo captura tu atención, te hipnotiza, un perro callejero, con el alma mojada y fría, está en la búsqueda de una bolsa y encuentra un tesoro, los restos de un pollo asado. Te alegras por él, cuando caes en cuenta, entre todo esto, la música, la llovizna, el arco iris (hace sol) y el perro, te has pasado 10 calles de tu destino, te bajas de un brinco, hoy debías hacer una vuelta importante antes de llegar a casa, el bus estaba muy lleno, sin disgustarte, termina la canción, te bajas, entonces una cafetería justo enfrente de tus ojos te tienta con su vitrina llena de “algo” que tienes años sin probar, años sin saber que te hacía falta, entonces decides entrar, a los dos minutos de estar sentado, mientras disfrutas tu pequeño botín, presencias en primera fila, un encuentro entre un anónimo que entra y se topa por casualidad con un viejo y gran amigo(a), decides entonces prestarle atención al momento, te sientes sintonizado con el presente, al diablo con la vuelta importante, no sólo no te disgusta que llueva, la verdad, en ese momento, te agrada… minutos después un viejo amigo que llevabas más de 10 años sin ver, entra al sitio y terminas teniendo una cálida  e instructiva conversación de varios minutos, se convierte en el contacto clave en algún proyecto que llevas meses gestando en tú imaginación.

Básicamente, el libro da una pista sencilla, los acontecimientos que vienen a ti aparentemente en forma casual, son los momentos del lado activo del infinito, a manera de ejemplo contundente, dice que siempre que te encuentres con alguien por casualidad, sin haberlo planeado previamente, deja el afán y presta total atención al encuentro, es uno de aquellos momentos únicos en que tendrás oportunidad de crecer espiritualmente, pero normalmente hacemos lo contrario, le damos la mano rápidamente, saludo-despedida y un “¡Qué bueno verte!, luego hablamos, tengo afán…”

Claro, que no todos los “toques” son color rosa, a veces la indignación puede hacer parte de esos momentos, el observar algún pequeño animal en una complicada maniobra, es decir, alguien pegándole a otro ser, sencillamente verse reflejado en la actitud que toma un niño al que lo obligan a trabajar en la calle o en el payaso que te invita a comer el almuerzo ejecutivo, ese lúcido instante en que al mirarlo a los ojos, y ver su humanidad, comprendes que no te diferencias mayor cosa de ellos. La idea es empezar a recopilar esos momentos, hacer tu álbum personal y la parte más difícil, dejar que te afecte. Ser capaces de ver nuestras propias contradicciones, de reflejar nuestros defectos y nuestras debilidades, desmenuzarlas, de sorprendernos de nosotros mismos, en todos los sentidos.

Y ese punto, es el más difícil, estamos acostumbrados a que las cosas no nos afecten, si nos duele la cabeza, tomamos una aspirina, no queremos tenerlo, y buscamos soluciones inmediatas, que no representen un esfuerzo, ni tenerse que replantear ningún tipo de actitud, muchísimo menos un cambio. Buscamos rutinas agradables, nos disgusta lo inesperado, procuramos tener un supuesto control sobre los hechos, y cuando lo logramos, perdemos, queremos confort no libertad, lo expresó mejor Joaquín Sabina: “por las autopistas de la Libertad nadie se atreve a transitar sin cadenas”.

Y ahí está la gran paradoja, vivimos inmersos en un futuro permanente, vivimos como si nunca nos fuéramos a morir, y por eso la muerte nos sorprende. Esa es la gran paradoja del ser humano, al parecer si logramos vivir realmente concientes de la verdadera dimensión de la muerte, quizás logremos trascenderla. La pregunta no es si existe vida después de la muerte, ¿existe vida antes de la muerte?, es la única pregunta plausible, la única que podemos responder hoy mismo, la única en que podemos empezar a actuar ya mismo. Como dice el apunte: “Sí hay ‘más allá’, ¿entonces?, ¿hay menos acá?”

Solo el tiempo y dinero que destinemos a VIVIR, es bien invertido, lo demás simplemente lo desperdiciamos. Cuando jugaba tenis 4 veces a la semana, alguien me preguntaba cómo podía meter 200.000 mensuales en el pago del club, y cuando no tengo compañero para tenis, tengo que poner 15.000 del Monitor y 8.000 del Bolero. ¡Cómo puedo botar tanto dinero! (en general todos nos preguntamos lo mismo cuando sabemos la cantidad que cada persona invierte en sus respectivos hobbies), yo creo que esos 400.000 mensuales que le metía al tenis (es un mero cálculo), fueron los mejor invertidos, en general cuando nos apasionamos por algo estamos vivos. Aunque no todo implica una salida económica, también podríamos contar y estos son aparentemente gratis, el sexo con el ser amado, cocinar con pasión, bañarse cada mañana con agua caliente (lo adoro y lo agradezco cada día), cuando las cosas me salen bien, y también cuando por una mágica razón, que me hará crecer, me salen mal.

Otro ítem importante respecto del lado activo del infinito es caminar, o mover las piernas (yo lo hago en tenis, en fútbol, al hacer montañismo o simplemente cuando decido no coger el bus para devolverme en un trancón de 40 minutos y prefiero caminar una hora y 10 minutos, pues vivo relativamente cerca de mi trabajo, es decir a unos 25 minutos sí el tráfico es normal), para explicar mejor esta idea me remitiré a Carlos Castaneda que a su vez, cita a Don Juan así:
“Caminar precipita los recuerdos” -Dijo Don Juan- “Los chamanes del México antiguo creían que todo lo que vivimos queda guardado energéticamente como una sensación en la parte trasera de las piernas. Consideraban la parte trasera de las piernas como el almacén de la historia personal del hombre”.

Por eso, mucha gente consideró que yo he estado un poco loco, en gastarme un dinero que no tenía en ir varias veces a un sitio sagrado para los Muiscas: La Laguna de Iguaque. Para mí ha sido algo más que indispensable, ha sido uno de mis gastos más prioritarios, cuando siento que mi vida es un desorden y necesito liberar muchas cosas en mi interior, voy allá, según varias personas tengo desordenadas las prioridades... afortunadamente, ¡tienen razón!

Por último es importante recordar un ejercicio accesorio que resulta de hacer esto: es decir, vivir y activar tu historia personal, “agradecer” y agradecer implica dar de ti mismo a todos los demás que se han topado contigo. Y esto también, cuando se hace impecablemente, sin esperar nada que no pase dentro de ti mismo a cambio, es parte importante de la formula que en forma personal y univoca cada uno irá encontrando.

Por eso a manera de pseudo conclusión, les diré que todo el tiempo y esfuerzo dedicado en “aspectos” que te den vida, en poner atención a los hechos, en hablar con el amigo que te encontraste por casualidad e indagar el motivo de dicho encuentro, en caminar para recapitular sobre tus momentos activos y agradecer por lo qué ya se tiene, o se tendrá estará bien invertido… porque sólo en esos momentos, es cuando estamos en el lado activo del infinito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Decálogo de todo buen chismoso

Breves Noticias y primera parte: Guía de viaje, destino Iguaque

Serendipity, la seguridad en sí mismo y las mentiras de Colón