De chismes, recetas y otros demonios

Jueves 16 de diciembre de 2010

Hola a todos

Luego de casi 3 semanas sin escribir e incumplirme a mi mismo el compromiso de escribir al menos una vez a la semana, estoy nuevamente aquí, haciendo punto cadeneta básicamente para actualizar sobre chismecitos de lo que ha pasado en mi vida personal en estos últimos días y al final encimar una receta de torta de chocolate.

Estoy en Cali en casa de mis padres con todos mis hermanos pues Alfredo llegó con toda su familia de República Dominicana (incluyendo mis 2 sobrinos a quienes realmente no había conocido, pues Isabella la última vez que la vi,  aún contábamos su edad en meses), ayer adelantamos la primera novena por motivos de agenda de algunos comensales a los que mi hermana y mis padres querían incluir (¿se le podría llamar décima?), viajaré en una semana a Bogotá donde aprovecharé para reencontrarme con mi Amigo del Alma Michel (quién regresa mañana definitivamente a Colombia luego de su periplo por los yunairesteis) y posiblemente con la gente de la JODA sí aún hay algún hueco en la agenda en el que quepamos (pues llego tarde, tradicionalmente las novenas serían los días previos), espero en los primeros días de enero poder ir a Iguaque (casi seguro: iré con Michel) a ver sí por fin subo a la montaña y regreso más sabio, je je.

En otras noticias (o falta de ellas), sigo buscando empleo, espero poder volver a pisar el acelerador en enero pues como ya le dije a un par de amigos míos que tuvieron la gentileza de enviarme datos de oportunidades laborales, estoy como la viejita que llega a la cárcel a una visita conyugal… ante la extrañeza de los funcionarios de la penitenciaría y la pregunta: “¿con cuál interno es la visita conyugal?”
La viejita les contesta simplemente: “con el qué sea”.
Uno de los amigos me preguntó ya serio: “¿así de desesperado estás?”, a lo que le repuse que no, realmente creo sentirme más desesperado que la viejita.

Y básicamente es todo lo que tenía que decir al respecto, escribiré sobre temas más interesantes en una próxima entrega está misma semana, de momento para no dejarlos con tan poco, les regalaré una receta de la torta de chocolate más rica que me he comido en la vida, me la legó una amiga japonesa y en la receta en japonés estaba el título en caracteres latinos: “Gato Chocolat”, investigué en Internet y existen varias versiones de esta torta, pero aunque no he cocinado las demás creo muy difícil de superar la que les entregaré a continuación (para mi gusto personal es una receta Top, se podrá igualar pero no superar)

Gato Chocolat

Masa Glasé de Chocolate (150g – sirven 2 chocolatinas de leche de 75 gr. ó su equivalente, en Colombia el chocolate de Nestlé me parece el de mejor calidad que se puede conseguir fácilmente y a un precio razonable, está masa Glasé debe ser rallada)
Margarina (125g)
4 Huevos
Polvo de Almendras (se pueden rallar) 100 g (aprox.)
Maizena 1 ½  Taza (o harina de maiz)
Azúcar 110 g
Sal (½ cucharadita)

Nota: Una versión relativamente económica y rica, consiste en tomar 250 gr de chocolatina Jumbo Jet de almendra en lugar de las almendras y la masa glasé.
Otra idea que no he ensayado sería cambiar las almendras por Milo (pues reconozco que existen extraños seres vivos que no gustan de las almendras)

Se ponen las 4 Claras a punta de nieve con el azúcar

Masa Glasé de Chocolate (150g) (rallada) con la Margarina (125g), al Baño María (ojo: no se debe dejar hervir el agua, la temperatura ideal es 68°C, que es cuando se empiezan a formar unas burbujas muy pequeñas en el fondo), cuando esté bien derretida la mezcla, se incorporan las 4 yemas, la Maizena, el polvo de almendras (estos discernidos) y un poco de sal (media cucharadita rasa) se revuelve bien.

Nota: la sal es realmente importante, las veces que he olvidado este detalle la torta no ha quedado igual, es un toque realmente importante

Se engrasa y en-harina el molde
Se aparta un poco (aproximadamente una tercera parte) de esta primera mezcla

El resto de la mezcla se revuelve suavemente con las claras (sin que quede completamente mezclado, queda como “atigrado” entre las rayas blancas de las claras y las de color chocolate), se vierte sobre el Molde esta mezcla que incluye las claras, formando una primera capa. El resto que se había apartado de la mezcla sin las claras, se esparce encima.

Nota: esto es muy importante pues la parte sin la clara que se cocina más lento irá en la parte superior de la torta, permitiendo que la cocción de ambas capas de la torta de chocolate sincronicen perfectamente.

Se manda al horno precalentado a 250 °C (480 °F) – 10 minutos después se le baja a 180 °C (350°F) x 25 minutos más, se debe dejar enfriar la torta en un lugar fresco de ser posible (temperatura ideal 18°C).

Mi combinación ideal es servir la torta con una bola de helado (mi favorito es el helado gourmet de Brownie o mandarina).

Una segunda alternativa que recomiendo para cuando ya hayan hecho al menos un par de veces el Gato Chocolat y le hayan cogido el tiro, es agregar al final sí se desea una cubierta de chocolate, para lo cual pueden comprar un sobrecito de baticrema o seguir la siguiente receta:

Cubierta (sacada de un programa de culinaria en el Discovery Health):

Masa Glasé rallada, al baño maría (a 68°C), se mezcla vigorosamentegr. de masa glasé, se añaden 150 c.c. de leche (es decir poco más de media taza) (a 68°C), mientras se bate, se pone el recipiente en el cual se está batiendo (ideal: sí es metálico) sobre hielo picado (esto se llama un baño María Frío), y queda lista para poner sobre la torta (que ya debería estar reposada), sí no se va a consumir inmediatamente la torta con esta cubierta se debería conservar refrigerada.

Nota agregada el 20 de diciembre, mi primo me recordó qué: la palabra "Gato" viene del francés, gateau, que quiere decir torta, y se pronuncia en español gató con tilde en la o y esta o se pronuncia un poquito larguita) como seguramente la pronunciaría tu amiga japonesa

Comentarios

Entradas populares de este blog

Decálogo de todo buen chismoso

Breves Noticias y primera parte: Guía de viaje, destino Iguaque

Serendipity, la seguridad en sí mismo y las mentiras de Colón